Un día cotidiano

Estoy en la escalera de la biblioteca, sentada, como un muerto mira su tumba.

Personas las suben y las bajan, yo sólo veo pies, pies y calzado, veo aunque sin correr mi cara del cuaderno.

Aparece una niña, compañera de carrera para ser especifica y con cara de nada me pregunta: ¿ hace harto tiempo que no te veo en clases, te pasó algo? repondí lo mismo que le he respondido a cada uno de los que han preguntado.

Noto que las palabras empiezan a perder sentido y sentimientos si ya antes eran frías ahora lo son más.

Ella se preocupó, ella preguntó, ella sintió, ella pudo ver un poco de lo que el aquelarre no pudo ver (eso me sorprendió) eso me dejo tibiamente helada pues ella sabe querer, ella quizás lo aprendió antes que el resto, antes que a mi y antes que a ti.

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