Su existencia la volvió inexistente.-
Y cuando fruncia el ceño, y su sonrisa se perdia con el sol, era porque algo había sucedido.
No se necesitaba ser un genio para notarlo, sus rasgos que por una parte lo definian por la otra lo hacian ver un mar de experiencias impredecibles.
Estaba ya cavando el sol, haciendo un hueco en la tierra, buceando entre los acantilados llenos de nada, porque se sabía indómito y errante cuando en sus sueños reapareció.
No existía un día igual ni normal, no habían elefantes marinos sobre las nubes, ni sonrisas en cofres bajo el mar, en el fondo siempre supo que no existía la fantasia que el resto siempre le hizo creer. Porque empezo a soñar y a delirar entre recuerdos y fantasia inspirado e incitado por terceros, pero que va, solo son tácticas y estrategias como diría Benedetti.
Este era un día en su vida, un día anormalmente normal, pero con algo levemente diferente, con la fija obsesión de que no estaba solo, de que ella de su lado no partiría jamás.
Frunció el ceño, exhaló, miro la hora en su reloj y prosiguió,
NO HAY TIEMPO,
quizás en otra vida, con otra mente y otro corazón,
quizás en la penumbra, con valentía y sin pudor,
quizás en otro tiempo pueda amarte, hoy no.
Ella le miró con esa mirada tan cristalina, esa de la cual él se enamoró y a modo de epílogo sonrió mientras una lagrimilla escurría entre su comisura.
En otra vida y marchó.
No se necesitaba ser un genio para notarlo, sus rasgos que por una parte lo definian por la otra lo hacian ver un mar de experiencias impredecibles.
Estaba ya cavando el sol, haciendo un hueco en la tierra, buceando entre los acantilados llenos de nada, porque se sabía indómito y errante cuando en sus sueños reapareció.
No existía un día igual ni normal, no habían elefantes marinos sobre las nubes, ni sonrisas en cofres bajo el mar, en el fondo siempre supo que no existía la fantasia que el resto siempre le hizo creer. Porque empezo a soñar y a delirar entre recuerdos y fantasia inspirado e incitado por terceros, pero que va, solo son tácticas y estrategias como diría Benedetti.
Este era un día en su vida, un día anormalmente normal, pero con algo levemente diferente, con la fija obsesión de que no estaba solo, de que ella de su lado no partiría jamás.
Frunció el ceño, exhaló, miro la hora en su reloj y prosiguió,
NO HAY TIEMPO,
quizás en otra vida, con otra mente y otro corazón,
quizás en la penumbra, con valentía y sin pudor,
quizás en otro tiempo pueda amarte, hoy no.
Ella le miró con esa mirada tan cristalina, esa de la cual él se enamoró y a modo de epílogo sonrió mientras una lagrimilla escurría entre su comisura.
En otra vida y marchó.
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