Caminos sin retornos

Y cuando se apilan uno a uno los papeles, cuando los libros hacen fiesta porque nuevamente se les sacudirá el polvo y manos cálidas se posarán sobre el, es ahí cuando entiendo que el alma siempre manda por sobre la razón.
El placer triunfa sobre el deber es una realidad más para la lista de nunca acabar, baaa esto no es tan malo (malo, malo, malo), prefiero leer, escribir que estudiar.

Es que no se puede explicar esta inquietud algo extraña que siento no muy amenudo, como si de pronto no pudiese respirar, caminar, mirar, concentrar (me) y una fuerza interior total, absolutamente inexplicable y avasalladora que sólo se adormece cuando mis manos se posan frente a este teclado me absorviera el ser hasta por fin logro comprender que nací para esto.

Y a veces se alarga todo, se extiende la vida, se interrumpe la respiración, se caen uno a uno los recuerdos colgados sobre el muro y la colección de sonrisas se deshacen haciendo un río que no vuelve más. A veces no hay tantas palabras, ni tanta imaginación, otras veces todo lo contrario, sin embargo aún con pocas ganas y tiempo algo me dice te necesito y en mi interior se configura una escueta respuesta que nunca sale a la luz, (un yo más).

Por los campos se abren lirios que me invitan a jugar
y el sol me hace una mueca y me dice: ¿ya no vas?

Voy, siempre voy.
Sin importar a donde porque siempre habrá un final.

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