Racconto de un amor
El sol, el sol, nuestro querido inti nos vuelve a sonreír (#).
Si, lo que alguna vez escuche/leí es cierto, cada cosa a su tiempo pues todo tiene su hora . . .
Voy caminando mirando el asfalto, el cielo, las caras conocidas y lejanas, el mar, la naturaleza tan hermosa por la que vivimos rodeados pero simplemente ignoramos.
Sonrío porque siento que la vida es justa, que el aire cada vez se torna más liviano por consecuencia menos denso, cada vibración es única y perfecta, acorde a la frecuencia correcta de la vida.
Cada movimiento minusculo o mayusculo tiene un eco enorme en mi cabeza, en mi ser más interno, en mis pensamientos.
El orden viene con la calma, amigos indisolubles... me gusta sentirme bien, sin embargo, al sentir que mi dolor se aleja, que mis penas se disipan, que la tormenta y lluvia se detienen manzamente, mis energías cambian, mis emociones se trastocan. Disfruto la paz pero extraño mi karma, no me acostumbro a olvidarte.
Si, quiero olvidarte, por la única razón de que debo olvidarte y al ver que cada día tu recuerdo se hace más borroso, más distante, más insipido, mi corazón llora amargamente pues a quedado vacio, extraño extrañarte por muy tonto que suene.
Te estas llendo, paulatinamente te vas y aunque es lo que quiero, me apena que te vayas, que desaparezcas con todo lo que eso conlleva. Aún te paseas por mis más profundos recodos pero tus visitas son tan intermitentes hoy, ya no me hablas entre sueños, ya no me miran tus ojos, parecen dormidos, estaticos, sumergidos en un mundo en el que yo no respiro.
Te vas con tus más queridas y odiadas palabras, con tus frases grises y tus ojos alegres, con todo lo que significaste, te estas llendo.
Puedo decir gracias o hasta luego, (porque es lógico que nos volveremos aver) sin sentir miedo o escalofrios, sin estar con ansiedad en el pecho por tu nombre.
Te estas sepultando con dulzura y mesurada calma, con una mano en señal de hasta pronto y con la otra cavando tu tumba.
Estoy melancólicamente feliz de que la raíz se despegue de la tierra... te agradezco por tirar de las hojas.
Y desde mi butaca donde observo tu partida, recuerdo que no existe amor en mi vida que no tenga su dicha y desdicha. Me siento plena y eso es lo único que busco en mis caminos y metas.
Si, lo que alguna vez escuche/leí es cierto, cada cosa a su tiempo pues todo tiene su hora . . .
Voy caminando mirando el asfalto, el cielo, las caras conocidas y lejanas, el mar, la naturaleza tan hermosa por la que vivimos rodeados pero simplemente ignoramos.
Sonrío porque siento que la vida es justa, que el aire cada vez se torna más liviano por consecuencia menos denso, cada vibración es única y perfecta, acorde a la frecuencia correcta de la vida.
Cada movimiento minusculo o mayusculo tiene un eco enorme en mi cabeza, en mi ser más interno, en mis pensamientos.
El orden viene con la calma, amigos indisolubles... me gusta sentirme bien, sin embargo, al sentir que mi dolor se aleja, que mis penas se disipan, que la tormenta y lluvia se detienen manzamente, mis energías cambian, mis emociones se trastocan. Disfruto la paz pero extraño mi karma, no me acostumbro a olvidarte.
Si, quiero olvidarte, por la única razón de que debo olvidarte y al ver que cada día tu recuerdo se hace más borroso, más distante, más insipido, mi corazón llora amargamente pues a quedado vacio, extraño extrañarte por muy tonto que suene.
Te estas llendo, paulatinamente te vas y aunque es lo que quiero, me apena que te vayas, que desaparezcas con todo lo que eso conlleva. Aún te paseas por mis más profundos recodos pero tus visitas son tan intermitentes hoy, ya no me hablas entre sueños, ya no me miran tus ojos, parecen dormidos, estaticos, sumergidos en un mundo en el que yo no respiro.
Te vas con tus más queridas y odiadas palabras, con tus frases grises y tus ojos alegres, con todo lo que significaste, te estas llendo.
Puedo decir gracias o hasta luego, (porque es lógico que nos volveremos aver) sin sentir miedo o escalofrios, sin estar con ansiedad en el pecho por tu nombre.
Te estas sepultando con dulzura y mesurada calma, con una mano en señal de hasta pronto y con la otra cavando tu tumba.
Estoy melancólicamente feliz de que la raíz se despegue de la tierra... te agradezco por tirar de las hojas.
Y desde mi butaca donde observo tu partida, recuerdo que no existe amor en mi vida que no tenga su dicha y desdicha. Me siento plena y eso es lo único que busco en mis caminos y metas.
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