Atardeceres


Son tantos días, tanta espera y tantos caminos.

Hay tantos atardeceres escondidos tras cortinas verdes,
de esos que te llenan el alma,
que te sacan sonrisas y lagrimas con la misma naturalidad con que se regala un abrazo.

Son los gritos del cielo encadenados al silencio,
es el dolor con que se desgarran los sentimientos de la humanidad
la furia que se pinta de naranja o la melancolía gris que en algunos días se derrama.

Son gotas de tristeza que derramaron las personas del mundo,
el llanto silencioso de los que viven muertos,
lagrimas con rumbo antiley gravitacional
que no absorvio el asfalto sino más bien un cielo nublado.

Oscuridad, letargo, gama de grises, ausencia
y un resplandor que opaca hasta la más bella figura humana,
es un cielo abierto que gime su dolor, que se desangra,
que se seca en el vaiven de las palabras
que queman y arden mas no se apagan.

Una iluminación casi divina que trasciende el tiempo y las miradas,
rayos de luz que expelen muerte,
que albergan tanto cuerpos como almas,
que se apropia de historias que no le pertenecen
y asi es como cada día se vive,
con atardeceres, con pensamientos,
con vivencias que se fusionan en el alma y en la mente,
con emociones que los evoca, que los revela
un sencillo o majestuoso atardecer primaveral
que no muestra colores alegres sino más bien invernal.

Aurora

Comentarios

Entradas populares de este blog

Monologo 2: Soy una mujer

Depurando